4.09.24
Me cuesta dormir. Las plantas que reposan en la mesita de noche me mantienen despierta. El ventilador mece sus hojas. El sonido del roce no me deja dormir.
También son ruidosos los grillos que cantan afuera.
Y los truenos.
Y el ventilador.
Son ruidosos los pensamientos.
Pienso en mi viaje. Salgo el sábado por la tarde para llegar el domingo por la mañana. En este momento no se, que cuando llegue al aeropuerto, no voy a poder usar mis aplicaciones de movilidad y me veré forzada a tomar un remise hasta capital. Siento que me dan por la cabeza, 160.000 COP.
La primera semana en Argentina la paso en un apartamento en Palermo. Es como decir “El Poblado” en Medellín. Aunque ahora que estoy acá me doy cuenta que no hay punto en compararlos. No hay punto en comparar Buenos Aires con ninguna otra ciudad. Es diferente a todo lo que he visto.
Al final de la semana me debo mudar a un hostal. ¿Me molestará quedarme en un hostal? He cambiado. La noche antes del viaje incluso consideré, con seriedad, pagar $60 por un ascenso a clase ejecutiva. Tentador, muy tentador.
11:58 p.m
Me siento a escribir despacio. Todos mis enseres artísticos están bañados por algún tipo de impaciencia. Soy una persona impaciente. Por eso en mi escritura divago, salto del punto a la coma, a los puntos suspensivos, y termino hilando párrafos que poco tienen que ver el uno con el otro.
5.09.24
12:00 a.m
Me veo sorprendida por la medianoche. Ya hace tiempo que no me quedo despierta hasta tan tarde. Van semanas yéndome a dormir temprano como un relojito. Las horas avanzan sin pena ni pausa.
Quedan 19 días hasta mi próximo salario.
06.09.2024
18 días.